Las llamadas Cinco Tierras de Italia me dieron el argumento para considerar lo importante que es llenar nuestra vida de momentos poderosos.
Acercarse a esa franja costera del oriente del país, bañada por el mar de Liguria y enclave de varios pueblos que están como colgados de la montaña, es de esas experiencias que te hacen consciente de esa necesidad.
Se trata de un paisaje montañoso constituido por distintas terrazas habitadas que descienden hacia el mar con una fuerte pendiente.
Un contexto orográfico muy particular, conocido como Cinque Terre, el cual constituye uno de los principales atractivos de la Riviera italiana, dada sus características geográficas.
Su vista me hizo reflexionar en la necesidad de tomar con seriedad los placeres que aporta la naturaleza y aprovechar al máximo el efecto estético que puede ocasionar un accidente geográfico.
La región abarca desde Punta Mesco hasta Punta de Montenero y comprende los pueblos de Monterosso, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore, todos en la provincia de Spezzia. Allí, la mano del hombre modeló el terreno sin alterar el delicado equilibrio ecológico.
Utilizando las terrazas en declive para desarrollar una técnica agrícola destinada a aprovechar todo lo posible la disposición del terreno, el hombre hizo de aquel punto de la Riviera un destino que vale la pena visitar.
La estrecha porción de costa se encuentra al norte de la Toscana, en el noroeste de Italia, entre el mar de Liguria y la cadena montañosa formada por los Alpes marítimos y los Apeninos. Justo desde la frontera con Francia hasta el extremo oriental del golfo de la Spezia.
Esta última es una de las cuatro provincias de la Liguria y posee una de las bahías más bonitas de toda Italia.
Tomar un café o unos cocteles con ese panorama visual ante la vista es de esos momentos que saboreas para siempre. Allí me recargué, me reconecté y encontré espacio para respirar distinto.
Casi toda la costa italiana es así. Una vez que viajas a esta parte del mundo sabes que el gozo proviene de saber que comprendes el espíritu de ese regalo de la naturaleza y la magia de su valor para los sentidos.
Es tu propio espíritu susurrándote que la vida está llena de momentos deliciosos, si nos damos el momento para percibirlos y aprendemos a crearlos para uno.
Los promontorios que se inclinan hacia el mar, con sus ensenadas naturales que permiten el atraque de pequeños barcos, son de esas cosas de la vida que salen de la nada y sin embargo, se alinean a la perfección con el contexto.
Ese lado que mira hacia el mar me hizo vivir un instante preciado y disfrutar el momento. Y en eso está, según creo yo, el secreto y la magia de la vida.
Los momentos que te llevas y que ayudas a crear, el experimentar lo que significa el poder auténtico de disfrutar del ahora y el ser un observador consciente de todas las maravillas de la creación, son las bases de una vida placentera.
Sentirlo, reverenciarlo y buscarlo, nos hará vivir como lo hacen los niños cuando llegan al mundo; eso que nuestras endurecidas almas llaman inocencia.
Frente a la costa mediterránea, descubrir Monterroso al mare, la pintoresca Vernazza o las casitas de colores de Riomaggiore, adonde se llega a través de trenes regionales, es una experiencia que no puedes perderte.
Se trata de una escapada hacia un área única llena de pueblos coloridos, cuya población no rebasa los dos mil habitantes, dedicados a la pesca y al turismo.
Colgadas entre el mar y la tierra, las cinco tierras fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad y son como las señales de la vida, sorprendentes y disfrazadas de cosas simples que te llevan a vivir momentos memorables.
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Me ha gustado mucho tu forma de describir estos impresionantes lugares, con vistas increíbles a lo q nuestros ojos no están acostumbrados .
Que hermosos lugares la verdad que gran experiencia poder conocer estos lugares gracias por compartir con nosotros estos hermosos lugares gracias 🙏 en verdad
Lugares bellos. Y relatos espectaculares como siempre