Hace muchos años a mi hija le inquietaba el hecho de que El Alquimista ocupara un lugar en mi cabecera. Hasta llegó a creer que mi interés en ese libro obedecía a que compartía el mismo anhelo de su protagonista, un joven pastor andaluz que abandonó su rebaño para ir en busca de sus sueños.
Y había algo de cierto en eso. Pero, con el tiempo terminó convencida de que existían razones más poderosas para que ese ejemplar figurara entre mis objetos de mayor valor. Junto a la réplica del Quijote, la sagrada cruz y una foto suya, permanecía ese libro, cuya portada deja ver la silueta de un hombre caminando entre las arenas del desierto.
Su curiosidad me obligó a pensar en la forma de transmitirle el simbolismo que encierra esa obra de Paulo Coelho, considerado uno de los más exitosos escritores de nuestro tiempo, con más de 320 millones de libros vendidos en más de 170 países.
Entonces resolví hacerle una especie de diario. Confiada en el poder de la palabra, me animé a comentarle que ese descubrimiento del autor –con el que te topas de sólo abrirlo- también fue parte de mi aprendizaje. A él le bastaron unas frases para resumirlo. A mí, me llevó años entenderlo.
Comprender que el hombre no debe huir de su destino es una de las visiones que el libro te aporta. Escrito en un lenguaje sencillo y a la vez accesible, es capaz de transformar los conceptos que cualquier persona puede tener de la vida y de la realidad.
Por primera vez supe de “señales” y de la importancia de seguir esas pistas que muchas veces no tienen sentido, pero te llevan a alguna parte y, sobre todo, te abren las puertas hacia aventuras humanas y espirituales, dignas de considerarse.
Esa mágica historia te enseña a escuchar la voz del corazón y a descifrar un lenguaje que está más allá de las palabras. También te impulsa a seguir los sueños.
Escoger un camino y luchar por recorrerlo, es la lección central que vemos reflejada en Santiago, un pastor que sólo tenía una chaqueta, un libro y un rebaño de ovejas, pero cada día realizaba el gran sueño de su vida: viajar.
El mundo es grande e inagotable, pero hacer caminos nuevos y defender lo que se desea es lo que torna la vida interesante.
Con El alquimista uno termina convencido de que es imposible detener el río de la vida y que el deseo de llegar adonde quieres te hace diferente del resto de las personas. El diálogo entre el mercader musulmán y el joven protagonista es uno de los pasajes más reveladores de toda la obra.
Para el primero, La Meca era un deseo distante. Ese sueño –dijo- es lo que me mantiene vivo, tengo miedo de realizarlo y después no tener más motivos para continuar vivo. Al joven, en cambio, algo en su interior le decía que no desistiera, que su única obligación era cumplir su leyenda personal, esa era su verdadera razón de vivir.
Y es que, seguir un anhelo tiene un precio. Puede exigir que abandonemos viejos hábitos, puede hacernos pasar dificultades, tener decepciones. Pero, por alto que sea ese precio, nunca es tan elevado como el que paga quien no fue capaz de vivirlo o, al menos de luchar por llegar a él.
Esa perspectiva de asumir la vida está presente en ese viaje enriquecedor por las arenas del desierto que intenta traer al plano material la perfección espiritual.
Al identificarme con los sentimientos de su protagonista terminé convencida de que lo verdaderamente extraordinario reside en el camino de las personas comunes y que la mano de Dios es infinitamente generosa, a pesar de su rigor.
Rara vez nos damos cuenta que la sabiduría del mundo está en esas grandes lecciones que están ante nuestros ojos y muchas veces no logramos ver.
Hoy hablo de la historia del joven pastor andaluz, porque en La suerte de mis pasos está mi esencia y sería faltar a la verdad el que yo no admitiera la poderosa influencia de ese libro en mi camino.
No puedo siquiera mencionar Egipto, ni escribir las siguientes semblanzas, sin traer al recuerdo ese ejemplar, mustio y macilento por el tiempo, que llegó a ser mi mayor tesoro.
Hermosa reflexión sobre un grandioso libro que tengo de cabecera... el cumplir tus metas y tus sueños, el no cansarte y el saber levantarte ante las derrotas o golpes del destino, es lo que te hace diferente a los demas.
Todos tenemos las mismas 24h para desarrollar nuestras vidas, solo preguntate en que inviertes este espacio, tu tiempo... que es sin dudas lo mas preciado de todo ser humano.
Sissi ,sigue siempre las señales de tu corazón y de tus sueños , no dejes de construir tu leyenda personal y nunca dejes de creer en ti misma .
Sissita qué interesante tu mensaje.
Creo que has logrado cumplir con tu anhelo de caminar el mundo y tener una amplia experiencia de la vida y sus diferentes facetas. Es por ello que Dios te lo ha permitido. El camino es duro muchas veces, pero esas enseñanzas nos hacen levantarnos y seguir adelante. Creo en los sueños!!!!!. Felicidades!!.
Muy inspirador el mensaje que nos trasmites Sissita . Muchas gracias !.. la vida sin sueños no es vida . .. y a la vez seguirlos cuesta ante tanta adversidad .. pero con la mano de Dios es posible !!!. Tenemos que seguirlos aunque sea difícil el trayecto !
Cómo siempre gracias pero mil gracias por tu escritura lo que nos trasmites y las ganas que despiertas en mi para leer ese libro del que nos hablas gracias 🙏 amiga