Con la misma pasión que admiré las pirámides, me enamoré del desierto.
Era la primera vez que tenía contacto con esa enorme vastedad de terreno, donde no hay flores, ni árboles; donde estás tú y el sol o las estrellas, pero hay tranquilidad y silencio para escuchar el viento llevándose la arena.
El desierto es parecido al mar. Se extiende hacia el horizonte de un modo intermitente y es de esos misteriosos lugares de la tierra en el cual las leyes normales sobre la vida están suspendidas o incluso ausentes.
Venir del trópico, lleno de insectos, floresta, lluvia y humedad, y ver las dunas de arena desde la tranquila barcaza que nos conducía por la isla Elefantina hacia el poblado de Asuán, está entre las experiencias que no olvidaré jamás.
Ver aquellos hombres calmados fumar una pipa gigante, pasada de boca en boca, forma parte de los atardeceres de aquella población, originaria de Sudán, que se asentó en la margen oriental del Nilo debido a las crecidas del lago Nasser.
Allí vi pobreza, mujeres tapadas de negro con andar cabizbajo y miradas sin esperanzas de futuro.
Es otra forma de vida, muy diferente a la occidental, me decía nuestro buen guía Ashmed. Y tenía razón.
Al final, vivimos de acuerdo con los paradigmas que conocemos.
Ellos disfrutaban de la compañía de las colinas de arena, de las provisiones del río y de las ayudas que dejara el visitante. Se conformaban con poco. Su mente no se desgastaba con las prisas y los desvelos de mi mundo.
Y eso era algo que tranquilizaba e inquietaba a partes iguales.
Egipto tenía más historia de la que cualquier visita guiada pudiera cubrir. Resultaba francamente difícil imaginar que el país estuviera sumido en una situación tan precaria.
Localizado a unos mil kilómetros de El Cairo, Asuán era el puerto adonde llegaban antiguamente todo tipo de mercancías, desde oro, marfil, hasta madera y especias.
Hoy es conocido por su presa y por ser el lugar de partida para visitar el Templo de Abu Simbel, un emplazamiento de interés arqueológico construido bajo el mandato del tercer faraón egipcio de la dinastía XIX, Ramsés II, quien edificó el complejo para conmemorar una de sus batallas.
Las cuatro estatuas colosales de este templo de roca representan al faraón en diferentes etapas de su vida, a la altura de veinte metros. Son de las cosas mágicas del destino y para algunos, lo mejor del viaje.
De eso pensaba cuando el sol caía y la faluca volvía a navegar de vuelta por el río que, curiosamente, activó la imaginación de la escritora británica Agatha Christie, para concebir en el siglo pasado su novela policiaca Muerte en el Nilo.
Casi cien años después, mirando los minaretes de las mezquitas que ya empezaban a iluminarse y con la brisa nocturna abrazándome el rostro, rehacía en mi mente el argumento de aquella trama y los desvelos de Poirot para desentrañarla.
A ratos, mirando a un lado y a otro; pensando en mi amiga Jesica, que había decidido hacer el viaje de vuelta tendida en el techo de la embarcación, con la compañía de las estrellas y pensando en sus conflictos existenciales.
La amistosa Jesy, por la que siempre había que esperar para salir, resultó ser una hermosa revelación de ese viaje, lleno de emociones extremas.
Por un lado, el calor, la arena, los camelleros, la sensación de calma que te aporta el Nilo, y por otro, los gritos en árabe, los acentos raros, la caligrafía desconocida, y el olor a comino y especias.
Ese contraste entre la quietud del desierto, los reposados y sensuales recorridos por el río, y el movimiento desmedido de la ciudad, terminan atrapándote, arrastrándote y crean una sinergia que pocos países tienen.
Otra clase de historia exquisita . Felicidades, besos, espero mas.
Que paradoja una civilización tan prospera y siempre con tan poco, pero quizás viven más felices.
Siempre perfecto , hermoso y motivador cada descripción, con tu característico lenguaje q nos transporta a conocer esos magníficos y desconocidos parajes, que enriquecen nuestro saber .Siempre en espera d tu próxima aventura .
Mi vida cada dia mas interesante tus viajes y esa forma de es escribir, que haces que viviamos esos viajes contigo y el aprender tantas cosas que desconocemos que como cada semana, ansiosa le leer mas
que interesante interesante modo vida de estas personas lo que para nosotros es diferente y austero para ellos uno forma de vida gracias mi sisi por compa tan hermosas experiencias con nosotros dios te bendiga siempre mi sisi