Cuando eres pequeña, los adultos te dicen que debes levantar la cabeza para mirar las nubes y que mientras más alto llegues, más cerca estás de Dios. Cuando alcanzas una cumbre, te das cuenta que ellas están a la par de tus ojos y que casi las puedes tocar.
También puedes hablar más de cerquita con quien te llevó allí, con quien te impulsó al desafío y dispuso el escenario para que entendieras algo necesario y percibieras que las pruebas sorteadas tienen un poderoso reflejo interno.
Los prominentes picos andinos me enseñaron que la vida te pone una y otra vez en el camino del aprendizaje para que encuentres tu eje y veas la urgencia que hay en ti de expresar y manifestar lo que representa tu esencia.
Porque ese algo es tu maestría, lo que vienes a trabajar en esta encarnación y mientras te niegues a vivir esos aprendizajes, la vida se encargará de hacerte la labor más compleja y difícil para que asumas con valentía y responsabilidad tu madurez.
Nunca lo vi con tanta claridad como entonces y como lo veo ahora. Es todo un ejercicio de voluntad y disciplina en medio de un terreno escarpado y pendiente.
Ascender una montaña es tomar todo tipo de decisiones. Te puedes sentir mal, sin importar tu condición física. Se respira limpio, pero agitado. Hay un paso y ese es no parar. Crees que va a ser fácil, pero no lo es.
Desde sus faldas hasta sus cumbres, estas a más de cinco mil metros de altura, nerviosa por el invierno, porque el termómetro marcaba por debajo de cero grados, porque el clima puede ser cambiante en la sierra y la lluvia aparecerse de golpe en forma de nieve.
Son riesgos que se toman y hay momentos en que la fatiga te hace pensar que no puedes llegar, pero la paciencia y perseverancia para enfrentar los miedos y las inseguridades te hará vencer la cumbre.
Y esa era mi lección de vida. No importa que tan angosto sea el camino. Tenía que preguntarme dónde debía poner mayor energía para convertirme en un maestro de la realidad y poder entender cómo funciona el mundo, con sus procesos, sus exigencias, sus tiempos.
Mi gran desafío era construir lo que mi esencia quiere a nivel profesional. Dejar algo sólido y viable para los demás, pero desde mi visión personal, despojada de condicionamientos limitantes, del mandato familiar y de cómo somos vistos.
Y eso habla de aprendizajes no resueltos por nuestra alma, de aportes, de vocación, de legados, de explotar la complicidad con las palabras para hacer que mis experiencias lleguen y puedan enganchar a alguien más.
La ruta andina me llevó a cuestionar cuál era mi contribución, mi rol desde lo grupal y cuáles los dones que debía compartir con los otros. Me hizo pararme sobre mí mismo y decir: yo quiero esto para mi vida, y hacerme cargo de ello.
Y cuando eres capaz de identificar eso que quieres y hacerlo desde una energía que contemple el goce, el disfrute, la conexión con el cuerpo, el acto de materializar se vuelve muy benefactor.
Cuando te tratas con cariño, trabajas el valor propio y aprendes a quererte y a crear para los demás, sin miedo al fracaso, sin dudas ni limitaciones, comprendes que darte cuenta cuánto vales era un trabajo para mí en esta tierra.
Había un arcoíris aguardando, un puente transformador al otro lado del horizonte, esperando que yo llegara a él y lo cruzara, porque el cambio es bueno, imprescindible, y no siempre fácil.
Y en esa búsqueda de mi propia luz, en el proceso de quedarme conmigo, de irme hacia dentro, de conectar con mi propio sentir, de estar a solas y buscar respuestas, entendí que ya era tiempo de emprender el nuevo camino.
Ahí se manifestó la vida con la que sueño. Ahí nació la concreción de este espacio. Era como si Dios me entregara las llaves que abren las puertas a un nuevo comienzo y bendijera mi capacidad de transmitir.
Porque mi puente de oro, como el de todos, contiene una gran maestría de vida. Mientras más huyas de ella, con más fuerza aparece. Evitar esto que ahora hago, era evadir lo que la vida quería que aprendiera.
Por primera vez me daba permiso para celebrar la belleza, tenía una energía renovada, una apreciación por los otros desde un espacio más elevado. Vibraba con mi propia luz y generaba felicidad de adentro hacia fuera.
Y en medio de esa avalancha de luz y expansión, estaba este proyecto aguardando y ese susurro que me llamaba a confiar en mis talentos y a no tomarme la vida tan en serio si quería vivir un espacio enriquecedor.
Ese escrito es conmovedor .. lo sentí profundo .. me encanto !!. Todos tenemos en nuestro interior esa luz divina la de nuestro Creador que tiene un proposito para cada uno y es maravilloso, pero cuando el viento te golpea tan fuerte en la cara, te paralizas, dejas de soñar,ni siquiera sabes cuáles eran tus sueños, no encuentras sentido, tú mente solo piensa . para que continuar ?.Se paro el reloj de tu vida !!. Por eso les recomiendo a todos que se encuentren de nuevo con esa luz interior y divina, nuestro Dios , es el único que nos ayuda a enfocar nuestras mentes hacia el proposito que nos tenia preparados . Hermoso escrito mi Sissita !!. Muy alentad…
Lo más importante en la vida de un hombre o una mujer es encontrar su propósito en la vida , y descubrir los dones que Dios te regalo cuando estabas en el vientre de tu mamá. con estas dos cosas la victoria está asegurada.aun cuando hallan pérdidas momentáneas y momentos difíciles que enfrentar. con el propósito en tu vida estás enfocado y tu luz es como la de un estadio de béisbol en plena noche. Así como el Don o los dones los cuales se encargan de proveerte y hacerte brillar en lo que fuiste llamado . No te detengas mi hermanita nunca. aun cuando el invierno sea cruel y ya no tengas como los árboles hojas verdes sino que…
Sissita querida. Cada vez estoy más orgullosa de poder deleitarme con tan increíbles relatos de esos bellos y espectaculares lugares y sobre todo de la forma tan clara que lo haces. Mis felicitaciones.
mi sisi hermosa como siempre impecable tus vivencias muy ilustrativas y mágicas siempre me imagino lo hermoso que fueros tus experiencias te felicito y que dios te bendiga siempre
Mi vida cada ves estoy mas convendida que esta es tu mision de poder enseñarnos a ver las cosas diferente de la vida y de los tiempo abmirable para mi lo que escribes