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Foto del escritorSissi Arencibia

Plovdiv y el carácter misceláneo de la más antigua ciudad de Europa.



La historia de Plovdiv abarca más de seis milenios. Numerosas naciones han dejado su traza en los doce metros de capas culturales de esta ciudad búlgara, construida alrededor de siete colinas en el sur del país.


Se le conoce como la ciudad más antigua de Europa, anterior a Atenas y a Roma. Se dice que tiene la edad de Troya y Micenas, y el hecho de que junte un patrimonio monumental de distintas épocas se debe al paso de muchas civilizaciones a través de ella.


Era un baluarte tracio, luego macedonio y también romano. Fue atacada por los godos y los hunos, conquistada por bizantinos, turcos y uno de los centros económicos más importantes de Los Balcanes.


Está en el cruce de caminos entre Europa y Asia. Fue fundada por Filipo II y es un referente de la cultura romana, que dejó en ella santuarios, edificios, termas, teatros, estadio y el único sistema hidráulico antiguo del país.


Plovdiv es para muchos la ciudad más bonita y relajada de Bulgaria. Ella atesora un potencial histórico que va desde ruinas romanas hasta coloridas mansiones del llamado renacimiento nacional.


La villa ha tenido muchos nombres y es una de las más interesantes a las que uno puede acercarse cuando viaja a estos límites geográficos, en tanto ella fue la capital del importante reino de Tracia.


Se estima que esa civilización fundó su reino a orillas del Mar Negro y tuvo aquí su epicentro. Viajar por ella es encontrarse con un lugar de calles adoquinadas, iglesias, ruinas y llamativas mansiones surgidas tras el dominio otomano.



Presume de ser la segunda más grande del país y en su casco antiguo encontramos el contraste entre restos arquitectónicos de hace milenios y una casa muy representativa del renacimiento de los siglos XVIII y XIX.


El teatro, de la época romana, es su principal símbolo. Es un edificio de mármol, cuyas gradas podrían albergar unas siete mil personas.


Yo me senté en ellas para apreciar su monumentalidad y revivir lo que podría sentirse en ese sitio, uno de los mejor conservados de su tipo en el mundo.


Fue construido en el siglo II y se usó hasta el siglo IV. Tenerlo muestra que la ciudad fue lo suficientemente importante como para poseer un centro para representaciones teatrales y para luchas de gladiadores.


Sin dudas, esa es una de las fotos de Plovdiv, como también sus callejuelas, esencia de la Edad Media, y las fachadas de las casas, que aportan la nota pintoresca.


Esas mansiones, de aspecto inconfundible,  pertenecían a los mercaderes enriquecidos gracias al floreciente comercio del siglo XVIII, cuando el país vivió gran esplendor social y económico.


Todavía bajo dominio otomano, fue en esa etapa en que los búlgaros empezaron a reivindicar su independencia y se da un renacer del espíritu nacional, plasmado en la arquitectura y otros ámbitos de la cultura.



Con sus fachadas decoradas, llenas de colores brillantes, detalles de madera y frescos, el estilo de muchas edificaciones de Plovdiv nació en pueblos de montañas, pero no tardó en llegar a ella, donde finalmente se hizo notar este movimiento mucho más.


Pese al dominio otomano, las fuertes y seculares tradiciones búlgaras no pudieron ser destruidas. Su fuerza creativa se mantuvo viva y se expresó en la construcción de iglesias, edificios y casas con distintos adornos.


Callejeando por su centro histórico te cruzas con palacetes que hoy son museo y referentes de todo esto. La casa Lamartine es una de las más relevantes para apreciar su fachada, la casa Klianty y también la casa museo de Hindlyan.


Algunas muestran en sus interiores la forma de vida tradicional de esta parte del mundo y donde se asienta la antigua botica de Hipócrates.


Con énfasis en lo ornamental y estético, las casas de Plovdiv son resultado del llamado Renacimiento búlgaro, un período donde se consiguió gran progreso y se produjeron obras únicas, combinando tradiciones y tendencias modernas.


Tras varios siglos cambiando de mano, la ciudad se convirtió en un sitio de interés turístico, con la impronta de muchas culturas, que le ha valido el reconocimiento de Capital Europea de la Cultura en 2019.


Es un lugar que hay que ver cuando viajas a Bulgaria. Allí se vive de forma diferente y es un sitio de arte y cultura, donde muchos pintores se asentaron en el pasado.



La riqueza de otros tiempos se refleja en la arquitectura y todo en ella es muestra del carácter misceláneo de la ciudad.


Lo bueno de visitarla es que ella posee potencial, historia y un aspecto relajado que marca distancia de la masividad turística que se respira en otras ciudades del mundo.

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1 Comment


estrehernandezfuentes
Sep 30

Una ciudad q se ve muy hermosa y q pude,a través de tu experiencia narrada con un bonito estilo ,conocer de su arquitectura diferente del período del renacimiento bulgaro y d su historia .

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