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Foto del escritorSissi Arencibia

La pensante París acabó con el brillo de Versalles.



Existen ideas que han dado vuelta a la historia y han conformado los referentes épicos del mundo. La ilustración fue de esos movimientos que coronó el siglo XVIII, dando luces a Francia y a la humanidad.


No hay como escribir de esa nación sin mencionar ese suceso cultural que ayudó a forjar el pensamiento moderno a través de la importancia de la razón como instrumento para hacer valer el conocimiento.


Esta vez mis pasos rondaban por un destino lindo, complejo y de una historia cambiante y turbulenta; por un país que en el siglo de las luces estaba definido en dos ejes: Versalles, con la corte y París con las ideas, la ciencia y el movimiento.


Pasaba revista a una tierra que abrazó la monarquía, marcada por la vanidad, el brillo, las pelucas y los aderezos de ese palacio lleno de espejos, y al propio tiempo se cuestionaba la esencia misma de lo que estaba pasando allí.


Precedido por una historia de privilegios, con jardines divinos, fuentes sensacionales y un concepto estético de la naturaleza dominada e intervenida por la mano del hombre, Versalles me dio el argumento para redactar una semblanza sobre la Francia de las ideas.


En la jornada anterior me había acercado a ese lugar, donde en su momento la vida giró en torno a la figura del rey, las ceremonias de su atavío, las frivolidades y el ocio.


Ahora caminaba por el centro parisino, de donde salieron las ideas del hombre capaz de entender el mundo.


Fue todo un ejercicio mental, porque Francia fue todo eso. Fue pompa, brillo, fiestas, pero también alboroto, revuelo, guillotina y persecución política.



Las ideas de libertad de opinión que dieron la vuelta al mundo salieron de la tipografía moldeada en sus talleres, de sus imprentas clandestinas, de los salones que se abrían en muchas viviendas para avivar el debate y la discusión.


Cuando caminas por la plaza de la Concordia, donde en su momento fue colocado el artefacto para la decapitación en tiempos de la Revolución francesa, terminas convencida de que aquellas ideas de Rousseau, Montesquieu y Diderot prendieron en lo más hondo de la nación.


Sufrieron persecuciones, prisiones y confinamientos solitarios en plena época absolutista, pero las tesis de aquellos ilustrados cambiaron la mentalidad que se tenía del poder, basado en el capricho de un solo hombre.


También modificaron la idea en torno al papel del hombre como sujeto libre que tiene en la ciencia su más grande aliado y que puede entender el mundo porque lo puede pensar.



Por eso es que cuando me acerco a las calles, a la vida y al movimiento de esta gran urbe no puedo menos que dedicar una semblanza a los acontecimientos que cimbraron al mundo y en los que ella fue protagonista.


El progreso, el cambio de mentalidad, la enciclopedia para acuñar los ideales, el acceso al conocimiento, las misiones geodésicas para medir la Tierra y las exploraciones científicas están detrás de la Ilustración.


Eran una reacción en cadena a lo absoluto, a ese mundo teológico que estuvo por once siglos llenando de oscuridad el medioevo.


Las ideas que emanaron de Francia viajaron en el tiempo y sus rostros fueron tan diversos que podríamos decir que fueron la base de todo aquello que se pudiera probar, demostrar y verificar a partir de argumentos y no de supersticiones.


Los franceses llevaron los pilares de la razón al mundo occidental y también al nuevo mundo. En su tiempo se catalogaron  de ideas peligrosas, pero fueron defendidas contra viento y marea.


El movimiento cultural se gestó en la alborotada y pensante París, la cual terminó tumbando a Versalles, porque en algún momento la siguiente generación consideró que no solo se necesitaba pensar, sino actuar en consecuencia.


Las ideas que fraguaron allí y que terminaron por provocar el estallido de la Revolución francesa fueron las que llevaron al surgimiento de los estados nacionales, a la separación de los poderes en la nación y al concepto de ciudadano como eje central del Estado.


Más allá de todo límite e imaginación, el mundo vio cabalgar los ejércitos napoleónicos, que fueron esparciendo por toda Europa estas ideas, cuyo carácter vinculante y universal, terminó por convertirlas en referente del mundo moderno.


Ellas son la base de los sistemas probatorios y de derechos, del nacimiento de nuestro proyecto americano, están consignadas en la constitución de Estados Unidos y quedaron implícitas en la Declaración de Derechos Humanos.


Las ideas del siglo de las luces dieron al mundo la capacidad para transformar su historia, pero a nosotros el pie para entender y formar un pensamiento propio.


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2 Comments


estrehernandezfuentes
Jul 13

Francia es un país con mucha historia y dentro d esta hay datos muy interesantes como los q nos muestras en esta publicación, incluso algunos d ellos eran desconocidos para mi ,hoy gracias a la lectura d tu trabajo logré incorporarlos .

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Joaquin Uscanga
Joaquin Uscanga
Jun 21

Gracias sisi por dejarnos entender un poco de estos lugares llenos de tanta cultura y tradiciones muchas gracias en verdad

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