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Hungría y el cuento fantástico que todos llevamos dentro.

  • Foto del escritor: Sissi Arencibia
    Sissi Arencibia
  • 1 jun 2023
  • 4 Min. de lectura

El milenario reino de Hungría era la sexta parada del recorrido por la vieja Europa. Tocaba acercarse esta vez a la tierra del palinka, el goulash, el pimentón y el folclore, aderezado con música, danza y auténticos bailes.


Típicos y tradicionales, tanto el destilado como el estofado, con la mezcla del pimentón rojo, son elementos esenciales cuando se habla de esa nación de Europa central, destacada en el mundo por sus espectáculos folclóricos.


Allí me sentí acogida, porque en principio fueron capaces de tocar “la guantanamera” y esa letra escuchada a nueve mil kilómetros de distancia de tu tierra natal, donde además se habla un idioma de los más difíciles del mundo, es un detalle que deja huella.


No pensé que en un sitio donde se habla magiar, idioma proveniente de las estepas de los Urales y que solo tiene al finlandés y al estonio como sus parientes más cercanos, yo fuera a escuchar la pieza musical que recrea los versos martianos de mi isla cubana.


Hungría es un país sin litoral que se ubica en el corazón de la cuenca de Panonia, rodeada por los Cárpatos, los Alpes y los Balcanes. Es una de las rutas más pintorescas de Europa, dominada por planicies y montañas bajas que son bañadas por el Danubio.



Ese río atraviesa la nación de norte a sur y es responsable de su encanto. Además de que su cuenca pasa por otros nueve países, la majestuosa vista del agua fluyendo entre laderas, praderas y castillos medievales, aporta a Hungría una nota distintiva.


No menos relevante es el poseer la mayor concentración de baños termales del mundo, con unos mil 300 manantiales, que hacen del destino el mejor en tratamientos curativos del continente.


A Budapest llegas luego de hacer un alto al pie de los Cárpatos, una cadena montañosa donde se practica esquí y está Bratislava, capital de Eslovequia, país que en 1536 fue capital de Hungría y era parte de los territorios gobernados por la casa de Habsburgo.


Antiguamente, en ese lugar se coronaba la realeza y se guardaba lo más valioso de la casa de Austria, una monarquía que marcó el comienzo de una nueva era, justo en el reinado de María Teresa I, la primera y única mujer que gobernó sobre esos dominios.


Bratislava tuvo su momento de mayor esplendor en el siglo XVIII por ser de las ciudades preferidas de la reina, quien fue una gran viajera y se propuso conocer cada rincón de su vastísimo imperio, asentado a orillas del Danubio.


Dicen que era extremadamente inteligente y que hizo mucho por la enseñanza, abolió los privilegios de la nobleza y dio libertad a los gitanos, respetando su forma de vida nómada y tratando de incorporarlos.


Envueltos en un halo de misterio, los gitanos arrastraban mala fama en toda Europa, donde se decía que una leyenda negra los envolvía. Ellos trabajaban los metales, tenían sus propias leyes y les gustaba la música.


Hoy ocupan un por ciento de la población actual de Hungría, un país cuyos antecedentes hay que buscarlos al pie de los Urales.


Si retrocedemos en el tiempo, hay que hablar de la migración de pueblos godos y eslavos, que se estima son descendientes de los Hunos. Pero con más certeza, podemos enmarcar en el siglo IX la época en que llegaron los guerreros magiares y nómadas a este lugar.


Los habitantes del país quedaron bautizados en el siglo XI, pero en el XIII, un 40 por ciento de ellos fueron exterminados tras la invasión tártara y mongola y en el siglo XV la amenaza turca los hace tambalear nuevamente, con más de cien años de ocupación.



Devastado y destruido en varias ocasiones, fue un país que no la tuvo fácil. Su anexión al Imperio Austríaco y los avatares de las guerras mundiales, lo dejó en un gran anacronismo en medio de una Europa moderna, modernizada y modernista.


Su capital está divida por el Danubio en la medieval Buda con su castillo y la iglesia de San Matías, y los grandes edificios neoclásicos de Pest´s, con su regia avenida Andrassy repleta de palacios y el puente de las Cadenas del siglo XIX, una estructura colgante que comunica las dos mitades de la ciudad.

Un castillo real sobre la colina que preside el Danubio, de aspecto grandioso y barroco, es hoy uno de los edificios más bonitos de la capital.


Asimismo, el mirador con escaleras y paseos erigido en lo que antiguamente eran sus murallas aporta una vista impresionante de la ciudad.


Otro de los edificios emblemáticos es el parlamento, el más grande de Budapest y donde está la corona sagrada de los reyes húngaros.


De esa ciudad te llevas el sabor de disfrutar un espectáculo folclórico de música húngara y el aspecto memorable de las edificaciones en la ribera del río, cuando la iluminación nocturna se encarga de embellecer y resaltar cada detalle.


Cuando cruzas el Danubio de noche a bordo de una embarcación, te parece que estás ante el cuento fantástico que todos llevamos dentro.


“Hubo una vez un reino llamado Hungría que vivía suspendido en el tiempo, en una época de caballeros y siervos, de cortesanos y bandoleros, de gitanos y aristócratas, de bosques y castillos, de emperadores y vagabundos.”


Y con esa visión te alejas de la tierra donde pasó los mejores momentos la emperatriz Sissi, de los lagos, de los bosques, del puente de las Cadenas levantado en su nombre, de la pastelería Gerbeaud, que frecuentaba asiduamente, y diriges la vista hacia la regia capital de Austria.


4 comentarios


MANUEL GONZALEZ
MANUEL GONZALEZ
07 jul 2023

Como es posible ser destruida una ciudad tantas veces y resurgir nuevamente con esa belleza

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estrehernandezfuentes
05 jun 2023

Como siempre una descripción precisa, y tan bonita q nos da una hermosa realidad visual del lugar q nos muestras .

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Joaquin Uscanga
Joaquin Uscanga
04 jun 2023

Ufff como siempre muy interesante e ilustrativo la verdad que bendicion poder conocer estos lugares gracias por com esto con nosotros mi sisi un abrazo muy grande

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aidafuentes1942
aidafuentes1942
02 jun 2023

Sissita qué interesante haber podido visitar ese país donde algunos cómo yo hubieran querido conocer. Haber cruzado el Danubio!!! Y también de la tierra de Sissi la emperatriz, que porr ella te puse el nombre que llevas. Qué hermoso todo!!!

Gracias por ilustrarnos una vez más.

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Sobre este blog

Mis pasos han tenido la suerte de andar muchos caminos. Algunos con curvas que me hicieron caer; otros filosos en los que superé pruebas dolorosas y muchos gratificantes, que me llevaron a cumplir el sueño de explorar el mundo. Leer más.

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