Acercarte a tu propia vida es mucho más desafiante que comprar libros, tomar fotos y compilar recortes en un álbum. Ordenar tu mundo en el papel significa, como alguien dijo una vez, que te tomas en serio tu vida y que te importa lo bastante para verla sinceramente.
Por eso desde hace años escribo y con esa vieja práctica intento poner luz sobre mi pasado, conectar con los pensamientos, las emociones del presente y darle sentido a los recuerdos.
El hábito de escribir es esa hebra que teje historias, junta memorias, registra acciones y a la vez, crea un espacio seguro para uno mismo. Es el hilo que enlaza las estampas claras, las borrosas y hasta las desordenadas que hay en tu vida.
A través de las palabras intento dar un orden al pasado y gracias a ese proceso vi muchas cosas que antes no visualizaba. Surgieron ideas maravillosas, que no visionaba; y eso hizo más enriquecedor el encuentro conmigo misma.
El llenar mi espacio con apuntes, diálogos, sueños, reflexiones y confesiones de todos los que interactuaban en mi medio alimentó mi bitácora personal y abrió el horizonte de muchas formas posibles.
El oficio de reportera me permitió entenderlo en un primer momento. La lectura de libros también ayudó en ese camino, en el que gradualmente fui encontrando mi propia voz, mis verdades y mi historia.
Trabajar en conexión con los pensamientos, con la gente que te rodea, recorrer ese camino que para quien escribe está reflejado en la mirada de los demás, te hace sentir ese gozo que se genera cuando uno percibe que el poder está dentro de sí mismo.
Es una energía que conecta la intuición con estados como la emoción y la pasión, para conseguir metas más ambiciosas en el camino que tanto deseas.
Y en ese navegar por los mares intensos, percibes que comunicar es lo que da sentido a tu vida y que el recurso expresivo terminó ayudando a que te conocieras mejor.
Entiendes que a través de la conexión contigo y con las palabras, es que se gesta una meta en silencio.
Un proceso de autodescubrimiento que terminó en este blog y que nace de la capacidad de meterse para dentro.
A diferencia del pensamiento, que tiende a dar vueltas sobre sí mismo y regresa a los lugares que conoce, el escribir nos hace descubrir nuevos senderos.
En mi caso, me permitió sentirme agradecida por haber nacido en Cuba y también por haber salido de ella.
Ambos sucesos me forjaron y no los cambiaría por una vida tranquila y corriente. Había más en juego en este viaje, en mi viaje, que la propia supervivencia y eso la vida me lo dejó ver.
Haber jugado esas cartas y tener una vida con desafíos, era la única forma de asegurar que el mañana tuviera un pasado. Un camino diferente no está en el horizonte de alguien que ama escribir.
Allá nos contábamos historias a nosotros mismos para poder vivir, en otro lado puedes transformar esos recuerdos en algo que de sentido a sucesos más estimulantes.
Yo soy una de las tantas decenas de miles de cubanos establecidos en otro país que sufrió los sinsabores de emigrar. Una de las tantas que se sintió como malabarista sobre cuerda, en medio de un espacio oscuro.
Hubo instantes en los que no tenía el tiempo para rememorar de dónde venía y resultaba difícil visualizar el lugar donde estaba, pero la voluntad y el espíritu de supervivencia que me forjó el sitio donde nací me recordaban que la oscuridad precede a la luz.
Cualquier persona que vivió este momento sabe lo difícil que es sostenerse en el punto medio, cuando no te reconoces en tu piel antigua y aún no has conseguido habitar la nueva.
Tener un oficio, y que este se relacionara con escribir me ayudó en ese momento crucial.
Salir de los círculos de pensamiento habituales para moverte en espirales más amplias es algo inestimable que en mi caso me hizo dejar la parte para ver el conjunto, alejarme y sobrevolar a vista de pájaro.
Todo es parte del borrador de la vida y se necesita sobrevivir más allá de nuestras historias. El tomar nota y asentar en el papel lo que ocurría y la posibilidad de acercarme a escenarios diversos, me llevó a darle sentido después.
Hay que llegar a las etapas adultas para comprender que la vida es corta y que existen otras miradas que hacen la diversidad del mundo. Entenderlo, hace más ligera la carga mental y amplía tu perspectiva.
En el proceso, aprendes a escuchar tu voz interior y ella te va diciendo con amabilidad y compasión que eres capaz de lidiar con muchas situaciones, sin dejar de moverte hacia nuevos horizontes más amplios y cómodos, más tuyos.
Y ese manejo de emociones me lo dio escribir. Asentar cualquier suceso que te pase por minúsculo e intrascendente que sea, lo convierte en algo que puedes nombrar, comprender y hasta manejar.
Desde la seguridad de mis cuadernos puedo explorar mis sombras, mis contradicciones, hasta mis inseguridades y temores.
Puedo manejar la incertidumbre y desentrañar el mapa de mis emociones, porque se lo estoy contando al papel.
Es un diálogo franco y sincero que te lleva a conectar con tu propia voz, con tu forma única de ver el mundo y con la manera en que eres capaz de transmitir esa emoción que tú sentiste a otras personas.
Y es esa la razón por la que me siento con absoluto placer ante el teclado. Tal vez porque creo en lo útil y gratificante de exprimir la imaginación para lograr tener una herramienta a través de la cual viajar al pasado.
Cuando compilas memorias, ya sea de libros, de viajes, de personas que te marcaron a lo largo de la vida, abarcas años completos de existencia, tranquilizas el espíritu, y creas un momento reservado para ti.
Es una especie de mapa y hoja de ruta que me permitió revivir los instantes de gozo, aquellos que hacen la vida y a menudo pasamos por alto. Es ese álbum de recuerdos al que puedo volver siempre que quiero y el que me llevó a conquistar mi reino.
Demuestras un gran talento al escribir, y has encontrado en este arte la herramienta q pone en un espacio seguro tus emociones del presente y el pasado
Gracias Sissita por transmitirnos tus experiencias . Que bueno que puedes escribir sobre el pasado .. donde disfrutamos y sufrimos también. Pero viajando por el camino de la vida , eso nos hace más fuertes .. Recuerdo muchos momentos felices y mucha tristeza también . Lo importante es seguir viviendo con la luz más alta que te bendice y te da vida eterna .
Muy Buena reflecciòn para los que hemos experimentado varias veces el desarraigo
Hermoso sisi que bien nos compartes tus vivencias y tus experiencias eso también da enseñanzas a los que leemos lo que nos compartes gracias