Entre hadas y vampiros, el castillo de Hunyad es revelador.
- Sissi Arencibia
- 14 nov 2024
- 4 Min. de lectura

Rumanía es un país tan cálido como fascinante. Su verdadero encanto reside en sus regiones más remotas con sus hermosos castillos que se extienden por los Cárpatos, una cadena montañosa que atraviesa el norte del país.
En el corazón de la Transilvania están sus más bellos ejemplos. Esta la triada de los más fascinantes, el de Bran, el de Peles y Pelysor, y el de Hunedoara, en el top ten de los castillos más románticos de Europa.

Sus vistas son impresionantes porque están insertados en paisajes hermosos, con agradables colinas, ríos sinuosos, estrechos llenos de curvas y pueblos tranquilos que dan a esas fortalezas un dejo misterioso, envuelto en historias legendarias.
En la jornada anterior habíamos reparado el de Bran con su ambientación tan peculiar y las residencias veraniegas de Peles y Pelysor, pero al castillo de Hunyad hay que acercarse si en verdad uno quiere conocer la Transilvania del cine y la literatura.

Allí están los calabozos y las cámaras de tortura que sirvieron en el siglo XV y, como todo en la región, su fama viene de servir como escenario de historias de vampiros y grandes crueldades, de leyendas e historias de maldad.
En una sala se exhiben maquinarias de torturas medievales y la cárcel del castillo. Dicen que su sótano estaba poblado de osos pardos y hacia él eran arrojados los prisioneros después de las torturas.

El castillo es revelador. Es uno de esos raros ejemplos donde es mejor quedarte con la impresión exterior, porque es más suntuosa su vista que el valor decorativo de sus interiores.
Pero, si quieres una aproximación a lugares misteriosos hay que llegar a él.

También a sus pueblitos cercanos, donde la tradición habla de bosques legendarios, como el de Hoia Baciu, donde pasan cosas raras y hasta los troncos de los árboles crecen doblados.
Es un lugar inusual y enigmático y un destino intrigante para los amantes del misterio y la aventura.

La guía contó que cuando te acercas puedes experimentar eventos inexplicables, que van desde luces extrañas hasta la sensación de ser observados por presencias invisibles.
Allí la vegetación crece de manera inusual, formando círculos y espirales.
Hinedoara también está cerca de Transfagarasan, un tramo de 90 kilómetros de curvas y neblinas bravísimas que conecta las regiones históricas de Transilvania y Valaquia, las cuales yo sentía curiosidad de pisar.

Atractiva y desafiante por la topografía, la ruta se abre paso a través de los Montes Cárpatos y tiene más túneles y puentes –algunos sin iluminación artificial- que ninguna otra carretera en Rumanía.
En medio de ese contexto, la fortaleza de Hunyad es una de las atracciones más destacadas de este sitio, ubicado al oeste del país, en tanto ha servido de escenario de muchas producciones fílmicas.

Sus dimensiones son considerables y su apariencia es bastante imponente. Cuenta con siete torres, altos tejados de pizarra roja y ornamentos de piedra labrada, que recuerdan la importancia de este fuerte en la historia de la región.
Mezcla de arquitectura gótica, con elementos renacentistas y barrocos, y una fosa que le rodea, su construcción se llevó a cabo durante varios siglos. Se dice que es el lugar donde estuvo prisionero Vlad Tepes por espacio de años.

Hasta el siglo XV la fortaleza perteneció al Reino de Hungría y después al Principado de Transilvania. Fue levantada para proteger las fronteras contra el avance turco y cedida a la dinastía húngara Hunyadi, por su activo papel en la lucha contra el imperio otomano.
Se le conoce además como el castillo de Corvino, hijo de John Hunyadi, y está en la localidad de Hunedoara. Tiene, como todos, su propia historia y encanto. Fue el hogar de muchos nobles y reyes a lo largo de su vida.

Cambió varias veces de manos y fue objeto de conflictos. En el siglo XIX fue abandonado.
Hoy es uno de los monumentos más importantes de Rumanía y una visita obligada para cualquiera que visite la Transilvania.

Su imagen parece salida de las ilustraciones de un cuento de hadas.
Es un lugar inspirador que deja al que lo visita con un recuerdo duradero de la belleza y arquitectura medieval, aunque la mayoría de sus salas están vacías y le falta ambientación interior.

Es una posesión preciada y está rodeado de leyendas intrigantes que a muchos le trae a la cabeza historias de vampiros y leyendas evocadoras.
Pero a mí, avanzar sobre la pasarela que lleva hasta su entrada, me llevó a mi infancia.
Sus torres puntiagudas, sus balcones, el foso, el puente levadizo y las pequeñas aberturas de sus torres desde donde se podía sacar el arco para apuntar hacia fuera sin ser visto, me hizo rememorar las aventuras que solía ver de niña.
Y con aquellos recuerdos abandoné Rumanía, porque en verdad el castillo de Hunyad no es el más famoso del país, pero sí el más hermoso. Hay aires húngaros en su historia. Tal vez por eso los rumanos no logran verlo aún como parte de su identidad.

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