En Viena la música se encuentra flotando en el aire. Allí vivieron más compositores de fama que en ninguna otra ciudad. Es la tierra de Mozart, de Strauss, fue el centro de la vida para Beethoven, toca la mejor orquesta filarmónica del mundo y es la capital de la Opera.
Los habitantes de ese país aman esa creación artística por encima, quizá, de todas las cosas. Y es esa complicidad patrimonial con las artes la que lo lleva a figurar entre los más recomendados destinos de Europa.
Su identidad viene de tener impregnado ese espíritu vienés, que combina la huella dejada por los violines del genio y la esencia imperial de los Habsburgo, con una culinaria excelente y un modelo de desarrollo trascendente que busca poner al ciudadano en el centro de todo lo que se hace.
Se le considera de las mejores ciudades para vivir, gracias a su calidad de vida, a su seguridad, a una cultura responsable y una saludable oportunidad para con sus habitantes en lo que respecta al empleo.
Llegué a ella cuando el otoño se pinta de tonos dorados, naranjas y rojizos, en pleno tiempo de cosecha, cuando las extensas zonas verdes de la ciudad cambian de color, otorgando a este viaje un matiz más bohemio.
Quedé fascinada con sus palacios imperiales, sus carruajes, los jardines privados y todo lo que se deja ver allí de la forma de vida de lo que fue una de las monarquías más importantes de Europa.
La opulencia de Viena viene de siglos de dominación imperial.
Estar allí provocó un encuentro con esa parte de la historia del Imperio Austrohúngaro y de esa emperatriz bávara llamada Sissi que amaba la aventura y desafiaba permanentemente a la corte.
Un museo recoge una parte de la intensa vida de esa mujer, de su rebeldía ante la etiqueta, su obsesión por la belleza, su pasión por los libros, y el estado de profunda melancolía en el que se encontraba sumida.
Sus objetos, cartas y pertenencias revelan ese deseo de viajar por el mundo y de poder contar con la libertad para hacerlo, como aquellas mujeres de las novelas de Shakespeare que se enfrentaban a naufragios, a campos de batallas, a villanos y a la insidiosa mano del destino.
Su vida fue llevada al cine y sus restos reposan hoy debajo de la Iglesia de los Capuchinos, junto a todos los de la realeza.
Al dar sentido en el papel a los apuntes de este viaje, no puedo dejar de mencionar que la capital austríaca también es el lugar donde Sigmund Freud estudió los oscuros recovecos de la mente humana y tuvo la quijotesca misión de defender la teoría del psicoanálisis.
En medio de una época que experimentaba con electroterapia e hipnotismo, él descubrió la herramienta terapéutica más efectiva para tratar los trastornos de la mente.
Le debía a mi hija y a mí misma llegar al edificio claro de amplias puertas de madera en color café marcado con el número 19 de la calle Bergasse. No podía abandonar Viena sin hacerlo.
Una frase en la antesala escrita por Freud recuerda al hombre que se enfrascó en lograr que los pacientes hablaran de sus vidas, de padres abusivos, madres distantes, traumas de la infancia, que expulsaran sus recuerdos inquietantes recostados en un diván.
Todo allí rememora al médico, cuyo sillón era el laboratorio. Al experto dirigido a quitar las capas, a observar para descubrir y erradicar la causa de las fobias, los delirios y las depresiones.
Su casa está bastante intacta, con todas las piezas de la época y las pertenencias familiares. Allí están sus baúles, sus libros, sus cartas, sus sombreros y mantas, su juego de ajedrez y sus colecciones.
Freud era consciente de que el paciente se libera al hablar del pasado, por ello defendía su teoría con convicción y absoluto detalle.
Fue un hombre capaz de cambiar la historia y con su recuerdo dejé ese hermoso lugar.
De tanto hurgar en sus teorías y desvelos, salí consciente de que todos debíamos limpiar la chimenea, aunque sea una vez en la vida.
Porque, como él solía pensar, la especie humana está infestada por su pasado y los laberintos oscuros de la mente albergan respuestas y estas siempre suponen esperanza.
Muy importante todo lo que relatas sobre esta hermosa ciudad. Me encanta cómo la describes. Gracias siempre por compartir con nosotros las cosas hermosas de cada país visitado. Felicidades!!!!
cada país tiene su historia y tu la resumes con los detalles mas importantes y de una forma hermosa !!. Linda Viena !!!
Gracias por compartir un resumen rápido , pero muy documentado de una de las ciudades más bella y refinadas d Europa, admiro
como logras, a través, de tu vista y sentimientos ,el material q te permite llevar tus experiencias a una precisa redacción,con la q siempre logras impresionarnos .
Muy linda ciudad y como siempre un grato e instructivo relato
Mi sisi q hermoso lugar gracias por compartir esto tan bonito con nosotros muchas gracias 🙏 que dios te bendiga siempre