Egipto sigue siendo un regalo del Nilo.
- Sissi Arencibia
- 24 nov 2022
- 3 Min. de lectura
Atravesé medio mundo para poder navegar El Nilo, porque no puedes dirigir la mirada a Egipto sin pensar en ese afluente, responsable del esplendor de su cultura a lo largo de los siglos.

Considerado uno de los más extensos del mundo, El Nilo es como el Sena en París. Es de esas cosas sagradas que aportan celebridad y se vuelven el alma de un lugar. No puedes hablar de una sin hacer alusión a la otra.
En sus orillas prosperó una civilización relevante, de las más importantes del mundo, pese a que el país se asentara en una de las zonas desérticas y áridas más extensas del Planeta.
Eso explica el por qué en mis memorias de ese destino no podía faltar esta semblanza.
El Nilo baña once países de África, desde sus fuentes en Kenya y Etiopía hasta desaguar en el extremo sureste del mar mediterráneo. Fluye en dirección norte y cuando irrumpe en Egipto avanza hasta formar un gran delta, sobre el cual están situadas las célebres ciudades de El Cairo y Alejandría.

Su curso marcó el punto de asentamiento tras el arribo de las primeras migraciones sumerias, procedentes de Mesopotamia en el año 5000 antes de cristo.
Era conocido por sus famosas inundaciones, las cuales marcaron el ritmo de vida de sus habitantes durante milenios, en tanto bañaban de fertilidad y nutrientes el suelo, produciendo grandes excedentes agrícolas.
Su aporte generó un gran flujo de riqueza a la nación y permitió que griegos, romanos y fenicios pudieran importar los cereales egipcios para asegurar la capacidad alimentaria de sus poblaciones.
Se le considera un río dador de vida y todavía hoy es fuente inagotable de recursos y principal vía de comunicación.

Sin él gran parte de la obra faraónica construida en todo el país no sería posible, pues el transporte de las grandes y pesadas piedras que se traían desde tierras lejanas para la construcción de pirámides y obeliscos, lo facilitó el río.
En la antigüedad, el pueblo lo veneraba y el faraón le hacía ofrendas para que las crecidas tuvieran lugar durante el período correcto y su caudal fuese el adecuado.
A lo largo de sus más de seis mil kilómetros de longitud, esa corriente aportó el agua y los alimentos necesarios para la subsistencia de los egipcios y su curso constituyó la principal vía de transporte de personas y mercancías por todo el país.
Acercarse a sus riberas es hoy uno de los atractivos principales de los recorridos por esa legendaria nación, pues a lo largo de él vas descubriendo los templos, cuya historia volvió conmigo para que yo quedara conectada de por vida.

Durante algunos días un crucero te lleva por sus aguas en calma y reposo para que vivas una experiencia, donde la historia pasada siempre está de vuelta.
Aunque para el resto del mundo no tenga gran importancia, para los egipcios, en cambio, cuando el sol nacía cada mañana por oriente simbolizaba la vida y cuando desaparecía cada atardecer por occidente significaba la muerte.
Ello explica el por qué las ciudades y aldeas de esta cultura se ubicaron siempre en la ribera este del Nilo y las necrópolis y los templos funerarios en la orilla oeste.

En el Nilo comenzó la historia de Egipto. Aunque por allí solo discurre su parte final, fue y sigue siendo el eje principal del país.
Su cuenca hidrográfica comprende 3,25 millones de kilómetros cuadrados, un 10 por ciento de la superficie de África. Unos once países del continente se ven beneficiados con sus recursos hídricos.
En él crece el papiro, una especie de junco que puede alcanzar hasta cinco metros de altura y que da el soporte de la escritura de los antiguos. En las orillas del río se daba profusamente esta planta sagrada, a la que debemos los registros jeroglíficos.
Los principales sitios arqueológicos e históricos permanecen a lo largo de sus riberas, aunque algunos como el de Abu Simbel, tuvieron que ser trasladados debido a las crecidas e inundaciones de esta vertiente fluvial.
A nivel cultural es el lugar mítico que sirvió de fuente de inspiración para la antigua religión egipcia y a nivel personal, esa gran arteria fluvial, influyó en mi visión del mundo y en el inmenso propósito de abrazar el mundo.
Al seguir el curso de su cauce, en ese tramo que va de Asuán a Luxor, caes en cuenta que ese gran río, que los antiguos llamaban Iteru por sus dimensiones, es un regalo, una especie de don, que hizo emerger una nación con el poder de encantar a los hombres.

El Nilo, extenso y hermoso como su gente y su historia.... cuantas botellas de vino tome al navegar por sus aguas .... 🤣🤣🤣
Precioso recorrido con la majestuosidad del Nilo, hasta sentí el movimiento del crucero por sus aguas, ja,ja me gustaría
Hermoso recorrido , me encanto la narrativa y las fotos que utilizas ,felicidades por la gran calidad descriptiva q logras ,lo llenas de esa magia q sabes usar para hacer motivador e interesante cada capítulo,te agradezco por hacerme vivir esta experiencia tan bonita.
Sissita te espero cada semana para conocer tan interesantes historias perfectamente detalladas por ti. Gracias a eso hoy pude conocer ese hermoso río que es el Nilo. Felicidades.
Otra excelente clase de historia con detalles interesantísimos e imágenes impresionantes. Gracias a su autora tengo un pedacito del Nilo en casa. Gracias again. Besos.