Descubriendo una tierra legendaria por los escenarios de Outlander.
- Sissi Arencibia
- 10 ago 2023
- 5 Min. de lectura

Aquel día sentí que viajaba tras las mismas sensaciones que acompañaron a Diana Gabaldón en su saga de Outlander. Seguía a esa mujer del siglo XX que misteriosamente es llevada a través del tiempo hasta ser situada en 1743.
Pisaba Escocia por primera vez y también me llenaron de asombro los escenarios que ella imaginó en su mente tantas veces para integrar y fundir todo lo que había leído y poder llevarlo al papel.
Quería tirar del hilo, ver de dónde se alimentó esta historia llevada magistralmente a la pantalla y que volvió a ubicar a Escocia en el mapa y en los ojos del mundo.

Siempre me pareció peculiar que una mujer americana, aún sin viajar a este país, pudiera tener una idea tan cabal de lo que significó la lucha del pueblo escocés por mantener viva la tradición de sus clanes.
Establecidos desde el siglo XI e inicialmente formados por vikingos, en Escocia hubo 389 clanes repartidos en el territorio del norte.
Inicialmente eran grupos belicosos que peleaban por tierras, pero después degeneraron en un sistema patriarcal de familia extendida, que sigue presente en la actualidad, con unos 85 grupos.
Quería asombrarme como la autora de Outlander lo hizo entonces. Quería acercarme a esta cultura, sentirla, e imaginar también que todo eso leído y visto podía integrarlo en semblanzas después de ver este hermoso destino.

Los escoceses habían perdido mucho a lo largo de la historia y eso los llevó a reinventarse. Hoy son gente más amable y abierta, a diferencia de los ingleses. Esa esencia solo la puedes captar cuando te acercas.
Por eso viajé a casi todos sus puntos, a todos los que fueron posibles, y en la última jornada insistí en visitar las locaciones exteriores de la serie de ocho temporadas que se filmó con el beneplácito y apoyo del gobierno escocés.
Cuando inicié el recorrido aquella mañana caí en cuenta que el día elegido para hacerlo fue el 16 de abril, 277 años después del acontecimiento que cimbró el alma de la nación y que marcó un antes y un después en su historia.

Con el paisaje de tierras bajas como telón de fondo, donde prima la campiña de suaves colinas, recorrí los puntos de rodaje, casi todos en Edimburgo y Glascoe, donde las locaciones rememoraban un pasado de conflictos, que terminó en la batalla de Culloden.

Solo cuando vas atrás puedes dar forma a todo. Imaginé los desvelos de la escritora que desde el otro lado del mundo trataba de buscar un argumento para algo que rondaba su mente, pero que aún no tenía cuerpo.
Cuentan que leyó mucho sobre las disputas legendarias por el trono y los levantamientos jacobitas contra los ingleses. Que todo lo que caía en sus manos sobre el tema era motivo de interés luego de que una noche se topara “por azar” con un capítulo de la famosa serie británica Doctor Who.
Esa fue su musa, según ella misma confesara, pero yo era consciente de cómo obra el azar. Para algunos, un evento fortuito y casual responsable de cosas serias; para mí, expresión de la presencia de Dios, esa fuerza que tienes que sentir en lo que haces, en lo que emprendas y donde quiera que vayas.
Al acercarme a los castillos y puntos donde se grabaron las escenas de Outlander pensaba en que si puedo escribir de esto es porque también yo sigo un argumento y una presencia dentro mía que me trae las palabras para hilvanar una historia y contarla.

Ese algo sin aparente sentido cobra fuerza en la mente, porque ya él lo manifestó en el corazón.
Así, siguiendo esa lógica, la autora de Forastera bebió de la historia de Escocia y de ese hombre alto, caucásico, de espaldas anchas y ojos muy claros, en cuyo ADN hay mucho de vikingo.
Su detonante fue uno de los episodios de la clásica serie de ciencia ficción donde el doctor Who se hacía acompañar por un highlander del siglo XVIII, llamado Jamie, vestido con quilt. Eso fue suficiente para inspirarla.
La aventura del personaje de otro planeta que se transmite desde 1960 en Gran Bretaña dio pie al argumento, presentado por una mujer inglesa del siglo XX e introducida en la novela para poder escribir desde un pensamiento más familiar y lograr credibilidad en la historia.
Gabaldón inventó los viajes en el tiempo para justificar la inspiración que estaba saliendo.
Narrada en primera persona, ella solo podía hablar desde la perspectiva de una mujer del presente, porque esa persona inteligente e independiente que se estaba manifestando a través de Claire no pertenecía al siglo XVIII.

Las piedras de Outlander se convirtieron en el recurso que salvó la disquisición de los tiempos, en el conducto para situar a la protagónica enfermera inglesa, al lado del escocés del clan Mackenzei que juró lealtad a los Freser, en los años previos al levantamiento jacobita de 1745.
Los primeros capítulos de la historia fueron colgados en internet y la reacción del público no se hizo esperar. Quedó atrapada para siempre y es entonces que viaja a este país para situarse en el espacio del que estaba escribiendo.
En las filmaciones de la serie hubo castillos del siglo XV como el de Blacknnes con murallas muy altas de protección para intencionar un fuerte inglés; mansiones del siglo XVIII como Lallybroch, el hogar ancestral y el emblema del clan Fraser donde nace Jamie.

Entre las locaciones históricas estaba el palacio de Linlithgow, construido por Jacobo IV, un hombre ilustrado que hablaba ocho idiomas, con la pretensión de llenarlo de artistas. Un edificio donde nació Jacobo V y su hija María Estuardo, la última reina católica de los escoceses.
Otra mansión del siglo XIV, conocida como Callendar House recuerda el lugar donde se firmó el acuerdo de matrimonio de María Estuardo con el delfín de Francia. En ella está el prototipo de cocina georgiana con su gran chimenea de la residencia del duque de Sandringham en la serie.
Un castillo histórico de 1400 que conserva sus piedras desde entonces recuerda al duque de Albany y en la serie la morada de los Mackenzie. Y por último el pueblo de costero de Culross, famoso por la turba y el carbón, donde los comandantes se reúnen y preparan el alzamiento final.

En resumen, una serie aderezada con las tradiciones locales y las historias del país, de las que se captaron realidades sutiles como el hecho de que en Escocia se ejecutaron cuatro mil personas acusadas de brujería, el 95 porciento de las cuales fueron mujeres.
Los juicios de North Berwick celebrados en 1590 para dar caza a las brujas andan como flotando en muchas de las temporadas de la serie, con una banda sonora, que cambia el instrumento base, y toma de referente el poema de Robert Luis Stevenson, un escocés, jacobita y católico.
Y con el pensamiento puesto en los acordes de la gaita, el violín, el arpa, el acordeón, la flauta y la música folk escocesa, que forman la columna vertebral de aquella hermosa melodía me despedí de aquella tierra legendaria, una de las que mas me apasionó a lo largo de los años.

Bravo por la narrativa la major serie, van por la temporada 7 y sigue gustandome, lugares precios
Hermoso e ilustrativo Gracias por compartirnos tus experiencias tad hermosas gracias 🙏 muchas Gracias mi sis
Qué bonitas historias nos haces llegar siempre, cargadas de conocimientos y enriquecidas por tu hábil y delicado estilo de escribir .
Hermosa historia Sissita !!. Linda Escocia .. Gracias por compartirnos . Me encanto la serie Outlander y el amor tan profundo que nos inspiraba su deleite .