Colonia del Sacramento, la ciudad patrimonial de Uruguay.

La calle de los Suspiros es ese punto donde está el trazado real y la mejor perspectiva para entender Colonia del Sacramento, una ciudad histórica de las más emblemáticas y obligatorias de Uruguay.

Con sus adoquines y su impronta colonial, la conocida vialidad forma parte de lo más visitado de ese pintoresco pueblo que deja escuchar los pájaros a la vera del río La Plata, ese ancho caudal que de tanta extensión se confunde con el mar.

La vía nace en la Plaza Mayor y va en pendiente hasta las aguas que la bordean y son muchas las leyendas que se cuentan, pero lo que sí es cierto es que en ella recalaban los marinos buscando todo aquello que precisan cuando andan por tierra.

Una vez allí no tienes dudas de que Colonia fue fundada por portugueses y navegantes, porque ella te lleva a unir las piezas que confirman el relato histórico de ese enclave, integrado en el patrimonio de la UNESCO.

Su trazado en piedras, los canales de desagües centrales y las típicas casas portuguesas levantadas a un lado y a otro, hacen de esa calle el punto de referencia más preciso para entender el estilo de quienes la fundaron.

Pero también para saber que desde que la villa fue creada en 1680 está protegida contra los vientos y asegurada para su defensa.

En eso radicaba en aquellos tiempos el principio portugués: muros gruesos y pequeñas ventanas, además de un esquema constructivo donde la primera línea de protección estaba en el mar.

Ubicada en el oeste del país, a 177 kilómetros de Montevideo y frente a las costas de Argentina, la ciudad tiene el encanto de estar en las márgenes del río, pero en sus límites costeros hay roca y piedra granítica para impedir el acceso.

Sus baluartes y bastiones con provisiones defensivas la hacen ver como una plaza estratégica para quienes la concibieron. La huella de todo allí es resultado de la pugna entre dos imperios que en tiempos del medioevo luchaban por la supremacía del mar.

Hoy, Colonia del Sacramento fusiona los estilos portugués y español, porque sus destinos pasaron de unos a otros en la época de la conquista, pero su trazado urbanístico es mayoritariamente de los primeros.

La mezcla es única en América Latina y es uno de los valores que rescata UNESCO para integrarla a la lista del patrimonio mundial, pero allí hay más de Portugal.

Es una ciudad protegida contra los vientos, porque los portugueses buscaban adaptarse al sitio y darle toda la seguridad posible a sus enclaves en el tema de la defensa.

Sus lugares desaguan correctamente y eso la distingue. También el que la Plaza de Armas carezca de iglesia católica, de la casa de gobernación, del cabildo, y toda la infraestructura urbana del trazado español.

Sus calles no son rectas y no están dispuestas en cuadrícula, como lo marca el urbanismo español. La influencia de este último se da en la ciudad nueva, pero lo antiguo es marcadamente portugués, como el portón de entrada, la muralla y el puente.

Cuentan que la ciudad resistió cinco ataques durante los siglos medievales y que fueron 100 años de lucha por conquistar o retener Colonia, porque era un enclave del país luso en terrenos dominados por el virreinato español.

Era una plaza fuerte con gran prestigio en el río de la Plata y uno de los tres sitios marcados en la nación por ser ruta de los esclavos. Desde allí se ejercía el contrabando de mano de obra, que era cruzada hacia Buenos Aires.

Tiene un faro construido en el siglo XIX sobre las ruinas del convento de San Francisco y existen ambientes donde la historia se respetó.

Es una zona llena de árboles, con una vista privilegiada al caudal de La Plata con mucha vida gastronómica y comercios. Sus rincones son de los más curiosos de la nación.

Y en ese contexto, la calle de los suspiros tiene un encanto particular. Fusiona lo histórico con lo romántico y es la más visitada del casco antiguo de la ciudad, la cual genera valores culturales y turísticos que la hacen atractiva para el visitante.

Más allá de las notas que dan color a los relatos turísticos, la ciudad fundada por Manuel Lobo es un punto diferente al resto del mundo. Allí tienes lugares con comidas espectaculares donde las vistas son impresionantes.

Sentada en uno de ellos, viendo como caía la tarde encontré sentido a la etimología del nombre del país. Se dice que Uruguay es una palabra que proviene del guaraní y en esa lengua significa río de los pájaros pintados.

Debido a la abundancia de aves y ríos, en Colonia del Sacramento encontré significado a ese legado que está en el sustrato de la nación.