Para entender Escocia hay que avanzar hacia las higlhands, como se les conoce a las tierras altas, porque es en ese trayecto donde te acercas a su verdadera esencia.
Delimitadas del resto por una falla geológica -una gran cicatriz llena de agua-, esa porción del norte tiene el encanto de la niebla, los castillos y las leyendas, pero también está marcada por la lucha en defensa de la causa jacobita, como se le conoce al intento de restaurar la monarquía de los Estuardo en el trono inglés.
Una vez ahí comprendes la naturaleza de la nación, te enamoras de sus leyendas, disfrutas la magia que envuelve el lago Ness, pero, sobre todo, te llevas la imagen real de un sitio que pasó años enfrentado para hacer prevalecer la tradición de sus clanes.
Aunque los castillos adornen de forma romántica el paisaje escocés, también están las ruinas, como las de Elgin, antiguo Burgo real con su catedral conocida como farol del norte, un conjunto de ruinas históricas situadas en el condado de Moray.
Célebre por las destilerías y el comercio de whisky, Moray es un concejo del nordeste situado frente al fiordo más grande de Escocia y es la antesala que nos lleva a los campos de batalla, ambos como signo de una historia de lucha y defensa de un estilo de vida.
Fui tras eso a Inverness. Llegué a mediados de abril con un frío intenso, una ráfaga de viento helada que me contraía por dentro y apenas me dejaba accionar la cámara para tomar fotos. No recuerdo un frío igual en mi vida.
La temperatura, los fuertes vientos y la necesidad de alimento son una constante en las tierras altas. Cuando lo experimentas es más fácil imaginar las características de cualquier conflicto bélico en medio de tales condiciones.
Llegué al punto donde está el campo de Culloden para revivir en mi mente el escenario de la última batalla campal que enfrentó a los hombres con faldas de lana, que el mundo entero identifica con Escocia, con los de casacas rojas, a la cabeza del duque inglés de Cumberland.
En la planicie están las banderas azules y rojas marcando los puntos exactos donde se dio el asedio y las piedras funerarias recuerdan la masacre que significó para los seguidores de la casa Estuardo.
Las banderas rojas marcan la primera línea del ejército del gobierno, donde tuvo lugar la mayor parte de la lucha cuerpo a cuerpo. Unas 8 mil casacas rojas se enfrentaban a unos cinco mil 500 escoceses, cuyas líneas de defensa están marcadas en el campo con el color azul.
Pese a la ventisca, debía llegar allí. Valoré mucho que mis pasos caminaran por el pasto verde de aquel campo extenso, que aún sigue resumiendo agua como en aquel entonces, cuando perdieron la vida unos mil 500 highlands en una de las batallas más terribles de la historia británica.
Reflexioné en el detalle del terreno con la presencia de turba o barro por el origen volcánico de la falla, un elemento que jugó en contra de los escoceses.
La vista se pierde en Culloden intentando distinguir la proporción del escenario. Allí está la cabaña de madera, testigo de aquella lucha que –presumiblemente- fue usada como hospital o almacén del arsenal.
Un centro con artefactos de la batalla y pantallas interactivas que revelan el trasfondo del conflicto resulta una guía para entender aquel día crucial del mes de abril de 1746, que siempre marcará un antes y un después en la historia de la nación.
Otros levantamientos, como el de 1689 y el de 1715, precedieron a la batalla de Culloden, pero luego de que se levantara por última vez el ejército de los clanes contra los ingleses ya nada volvió a ser lo mismo.
Allí acabó la causa jacobita y terminó el sueño de aquellos hombres que se enfrentaron por una hora al enemigo en un terreno húmedo, con lodo, además de agotados, desmoralizados y con hambre, según relata la historia.
Culloden se convirtió en el referente para entender el país. La barbarie de esta batalla cambió la historia. Allí se rinde homenaje a los muertos, a los sobrevivientes y a los sueños rotos de ese día en las afueras de Inverness.
Ese sitio cimentó la represión posterior que sufrieron los escoceses. Además de una tragedia a nivel humano, fue el detonante de varias leyes para asimilar las tierras altas a la causa inglesa.
Con el Acta de 1747 inició la persecución de los clanes y el desmantelamiento de este sistema de familia extendida, por llamarlo de algún modo, para evitar que los jefes pudieran incitar a una revuelta.
Además de considerársele traidores, los que estaban a la cabeza de los clanes se convirtieron en una amenaza en tanto gozaban del respeto y el agradecimiento de la comunidad.
Fue a partir de esa fecha cuando vino la emigración a otros lados y se abolieron las tradiciones como la gaita, el uso del tartán y el idioma gaélico, introducido por los celtas a estas tierras.
Cualquier intento de expresión de su cultura fue proscrito. Se prohibió escribir, hablar y hasta leer la biblia en idioma nativo. También usar las armas.
La población fue forzada a emigrar. El desplazamiento vino como consecuencia de la represión. La historia recoge que fue un proceso duro que tardó cien años y terminó ya entrado el siglo XIX con el levantamiento de algunas medidas.
El estilo de vida de las tierras altas fue sepultado para siempre. Debido a ello, en la actualidad es la región menos poblada de Europa.
Cuando salí del páramo frío donde se fraguó la tragedia escribí esta semblanza, porque no se puede olvidar que detrás de los encantos y los paisajes de las tierras altas hay páginas muy dolorosas que siempre habrá que contar.
El hecho de que hoy se vean diferente tiene mucho que ver con la mirada de la reina Victoria hacia las highlands. Ella hizo que poetas y escritores hablaran de sus encantos, dando así un toque más romántico al velo que envuelve estos parajes.
Como siempre muy buen relato y me hizo recordar la serie Outlander, la tierra de Jamie y Claire.
Por cierto ya te habras dado cuenta quien comenta.
Bonita aventura muy bien detallada,me ha gustdo mucho, llena de historia y cosas curiosas , gracias por acercarme a un pedacito de ese hermoso país
Que lugares tan hermosos e ilustrativos la verdad gracias por compartirnos esto tan hermoso que tuviste la fortuna de poder conocer en tus viajes gracias mi sisi