El camino de Santiago es una ruta de devoción y entrega. Un itinerario de reencuentro, generosidad y concordia, que está en la mira de los peregrinos desde el medioevo. Al igual que la vida, dista de ser un sendero recto, pero recorrerlo llenó de profundidad mi viaje interior e hizo que valorara cada minuto del trayecto como una experiencia de gran significado.